jueves, 13 de agosto de 2009

MITOLOGÍA GRIEGA.

«Comprender la religión griega, o lo que otros llaman el "estilo religioso" griego, supone para la mentalidad moderna un esfuerzo considerable. Primero, porque a través del tiempo fue evolucionando con las restantes manifestaciones culturales del hombre. Pero, sobre todo, en segundo lugar, porque, desde el "paganismo" hasta el mundo contemporáneo, lo que ha cambiado es el propio significado de la religión, su papel y sus funciones, su lugar en la conciencia individual y en el grupo.»
La complejidad del mundo de las creencias griegas -en el que se entremezclan mito, poesía, religión y culto-, hace aconsejable que se disponga de un panorama global que ayude a entender la relación que en ocasiones guardan tales elementos. El presente trabajo es sólo un resumen de sus principales características, dirigido especialmente a los alumnos de Bachillerato que se inician en el aprendizaje de los dioses y héroes de la mitología clásica. Junto al texto básico, existe una serie de notas bibliográficas que permiten profundizar con más detalle en otros aspectos menos generales.
LAS CARACTERÍSTICAS MÁS IMPORTANTES QUE SUELE DESTACARSE EN LA RELIGIÓN GRIEGA SON:
1. POLITEÍSMO:
Sin duda, los griegos experimentaron y conocieron el PODER DIVINO en una gama muy rica de posibilidades, que originaría un politeísmo1, compartido con otros pueblos de la Antigüedad (Cfr. Heródoto2y su teoría sobre el origen de esta costumbre).En cuanto a la función de sus dioses, los Olímpicos, que pertenecen a la generación más importante, no es que hayan creado el mundo 3, sino que forman parte de él, como los mismos humanos, porque los tres (cosmos, dioses y humanos) surgen de POTENCIAS PRIMIGENIAS.
1.1. Cosmogonía y Teogonía: las primeras generaciones1.2. Dioses Mayores o Dioses Olímpicos1.3. Dioses Menores
1.1. Cosmogonía y Teogonía: las primeras generaciones
Según nos relata Hesíodo4, al inicio del mundo sólo existía C£oj, el Caos (que significa algo así como "un bostezo" o desorden, el espacio puro o la extensión sin ningún contenido, el vacío). Las sucesivas generaciones de dioses representan, en este contexto, el complicado proceso que entraña el paso del Caos al Cosmos, es decir, el paso de la ausencia de Orden Universal, de Justicia Suprema y de Belleza Absoluta a su definitiva presencia. En castellano la palabra Cosmos no sólo alude al universo sino que, en algunos derivados, como cosmética, se utiliza en su acepción de generador de belleza o de higiene. Sin duda, el concepto del Cosmos, dentro de la mentalidad griega presuponía un ideal de hermoso orden justo.
Del Caos surgieron tres generaciones de dioses.
1ª GENERACIÓN DE DIOSES.
URANO y GEA fueron la primera pareja de dioses y potencias primigenias, "el Cielo y la Tierra", surgidas del Caos. Junto a ellos apareció Eros, el poder cósmico del amor o de la atracción que actúa sobre dioses y hombres haciendo que éstos se unan. De la unión de Urano y Gea surgieron muchos seres poderosos como los TITANES o los CÍCLOPES, a los que Urano, por miedo a ser destronado por su descendencia, obligaba a permanecer dentro del seno de su madre.
Gea, harta de padecer los sufrimientos que le provocaba el encierro de sus hijos, decidió aliarse con el más joven y fuerte de Titanes, su hijo Crono, al que le hizo entrega de una hoz de oro para que la utilizara contra su padre en una emboscada que, juntos, habían planeado. Así lo hizo el osado Cronos, quien tomando la hoz con la mano derecha castró a Urano. Luego, con la mano izquierda arrojó los genitales al mar, lanzándolos hacia atrás por encima del hombro, con ese gesto característico que aún seguimos reconociendo en la costumbre de tirar algunos cosas (un poco de sal, una herradura...) para alejar la mala suerte: este gesto se llama apotropaico, palabra que en griego significaba hacer que (el mal) se dé la vuelta. La sangre de Urano fecundó a Gea, quien engendró a los GIGANTES y a las FURIAS. Los órganos genitales, al caer al mar, engendraron a la diosa AFRODITA, nombre que en griego significaba precisamente la nacida de la espuma del mar (V. el cuadro de Botticelli El nacimiento de Venus). El carácter negativo que tiene en el mito la mano izquierda puede ser puesto en relación con la mala reputación con que se asocia aún hoy el término siniestro, sinónimo de funesto o malintencionado, en contraste con el sentido que le damos a la palabra diestro. Finalmente, el motivo del hijo menor que con actitud valerosa salva a la prole se repite en ocasiones en el mito y puede reconocerse aún en los cuentos populares infantiles (Los siete cabritillos, Pulgarcito...).
2ª GENERACIÓN DE DIOSES
La muerte violenta de Urano a manos de su propio hijo supone el paso a la siguiente generación: Crono y su esposa Rea, dos potencias primigenias que representan, respectivamente, el Tiempo y la Naturaleza. Los romanos identificaron a Crono con Saturno, y a Rea con Cibeles. Esta diosa en la mitologia es representada sobre un carro que simboliza la superioridad de la madre Naturaleza, a la que incluso se subordinan los poderosos leones que tiran del carrro. La leyenda los relaciona con una singular pareja mitológica, Hipómenenes (Melanión, en otras versiones) y Atalanta, que compitieron en una carrera de velocidad. La astucia de Hipómenes -inspirado por la diosa del amor, ya que el premio era la mano de Atalanta- hizo caer al suelo unas manzanas de oro que atrajeron la atención de Atalanta y la distrajeron de la carrera, que perdió. El mito concluye con la unión impía de los amantes dentro de un recinto sagrado de Zeus, quien, irritado, los convirtió en leones. Más tarde Cibeles, compadecida, los habría uncido a su carro.
La generación de los Titanes tampoco trajo consigo el establecimiento de un orden justo, pues el comportamiento de Crono, respecto a su descendencia, se vio condicionado por la maldición que pronunció su padre antes de morir: Urano profetizó la muerte de Crono también a manos de uno de sus hijos. Para evitar este oráculo Crono devoraba a sus hijos nada más nacer. En griego el nombre de Crono (Ð crÒnoj) se relacionaba con la palabra que significa tiempo (V. en castellano los términos crónica, cronómetro, sincronía, diacronía, etc.). Desde esta perspectiva, el tiempo actúa con los hombres como el Titán cruel de la mitología, devorando o destruyendo los cuerpos de los seres vivos hasta los huesos. Este mito ha sido motivo de atención en la obra de algunos artistas como Rubens o Goya cuyos cuadros Saturno devorando a sus hijos nos legaron una reflexión más o menos sombría sobre el paso del tiempo. Precisamente, al implacable Crono se le suele representar con una hoz, objeto que también se halla asociado a la imagen iconográfica de la Muerte segando las almas de los vivos.
LA 30 GENERACIÓN O GENERACIÓN DE LOS DIOSES OLÍMPICOS:
La predicción de Urano terminó cumpliéndose, pues Rea, cansada de la actitud destructiva de Crono hacia sus vástagos, salvó a Zeus, el más joven de sus hijos, dando a tragar a Crono una piedra envuelta en pañales. Rea, a continuación, puso a salvo a Zeus en una gruta del monte Ida, en Creta. En la entrada colocó a los CORIBANTES o CURETES, con el fin de que disimularan con sus estruendosas danzas guerreras el llanto del niño. También dejó en la gruta a la cabra AMALTEA (en otras versiones Amaltea es simplemente una ninfa) para que Zeus se alimentara con su leche. Cuando aquélla murió, Zeus con la piel del animal creó la égida, el manto de piel de cabra que más tarde Zeus regaló a su hija predilecta ATENEA, sobre la cual la diosa llevaba prendida la cabeza de la gorgona Medusa para amedrentar a los enemigos. La égida, palabra que en castellano también puede significar protección o defensa, debe su nombre a que en griego se decía "aix, aigós" (¹ a‡x, a„gÒj). Asimismo, con el cuerno de la cabra Zeus creó la Cornucopia o cuerno de la abundancia, en homenaje a la función nutricia de Amaltea, y del que el poseedor podía extraer todos los alimentos que deseara.
Al hacerse mayor Zeus se enfrentó a su malvado padre, consiguiendo, con la ayuda de la diosa METIS, que Crono tomara un vomitivo y expulsara de este modo a todos sus hermanos que había devorado. Pero lo primero que Crono devolvió fue la piedra que se había tragado en lugar de Zeus. Esta piedra, llamada ÓNFALOS, en griego significaba ombligo (Ð ÑmfalÒj), y Zeus la puso en el pico de dos águilas para que la dejaran caer en el preciso lugar donde se encontrasen después de dar la vuelta al mundo cada una por un lado. Este lugar fue DELFOS, a los pies del monte PARNASO, morada de las MUSAS, donde la piedra-ombligo de Zeus marcaba el centro de la tierra. Los griegos instituyeron en él el santuario del dios APOLO que albergó uno de sus oráculos más influyentes en la vida social y cultural de Grecia: el oráculo de Apolo, en cuyo templo estaban grabadas las famosas sentencias de Conócete a ti mismo o Nada en demasía, que invitaban a los hombres a reconocer que sólo eran mortales y a saber guardar en sus vidas una oportuna moderación, respectivamente. En el interior de este templo los griegos interpelaban la voluntad de los dioses a través de la PITONISA.
Zeus y sus hermanos declararon la guerra a los Titanes, que estaban dirigidos por el gigante Atalante. Esta lucha se conoce con el nombre de TITANOMAQUIA o, en otras versiones, GIGANTOMAQUIA (V. otros términos del castellano con esta acepción de lucha, como tauromaquia o naumaquia) y fue representada en la antigúedad por muchos artistas, como el propio FIDIAS en el templo del PARTENÓN en la Acrópolis de la Atenas de Pericles del S. V a. C. Los dioses de la tercera generación salieron victoriosos y confinaron a los Titanes en el Tértaro y a los gigantes los enterraron bajo enormes montañas.
Finalmente, la generación de Zeus fue la última, aquella que representaría la Justicia Suprema, la misma que el padre de todos los dioses y hombres haría extensiva a la Tierra mediante el concurso de la fuerza del famoso HERACLES (en latín conocido como HÉRCULES).
También consiguió esquivar las ocasiones en que parecía que se cumpliría de nuevo la maldición antigua de morir a manos de uno de sus propios hijos, y, así, cuando Metis estaba a punto de tener un hijo de Zeus, éste puesto en sobreaviso de que el hijo que naciera de ambos llegaría a ser más poderoso que su propio padre, evitó el oráculo tragándose embarazada a la diosa Metis. Con el paso del tiempo -continúa la leyenda- Zeus llegó a sentir un fuerte dolor de cabeza, y llamó a su hijo Hefesto (Vulcano, en latín) para que le dividiera con su afilada hacha el cráneo. Una vez superada la inicial resistencia del desconfiado hijo, Zeus consiguió que cumpliera el encargo, y de la cabeza abierta de Zeus nació la diosa ATENEA en persona, a la que coronó la diosa VICTORIA. Quizá el mito nos parezca menos chocante si caemos en la cuenta de que Metis en griego significaba prudencia, y que la hija predilecta del todopoderoso Zeus no es otra que una hija nacida de su cabeza, como si el mito nos viniera decir que la Sabiduría invicta es fruto de la Prudencia y de la Justicia. Tal es el asunto mitológico que debió contener uno de los frontones del Partenón, el templo que los atenienses dedicaron a su diosa políada, protectora de la ciudad.
Zeus gobernó junto a sus hermanos e hijos desde el OLIMPO. En la geografía griega el Olimpo era un monte de nieves perennes de las regiones del norte, en el cual los griegos situaron la sede de los dioses de esta tercera generación. Esta es la causa de que a estos dioses los poetas los denominaran DIOSES OlÍMPICOS, siendo Zeus el más poderosos de todos. En honor suyo se instauró un santuario en la famosa ciudad de OLIMPIA, en el Peloponeso, que adoptó el epíteto de Zeus Olímpico, y donde se celebraban cada cuatro años los juegos atléticos más famosos de la antigúedad, origen e inspiración de los actuales Juegos Olímpicos.
1.2. Dioses Mayores o Dioses Olímpicos
Los poetas griegos HOMERO y HESÍODO fueron los que, principalmente, fijaron en sus obras las CARACTERÍSTICAS de estas divinidades (y así le agradó al pueblo griego imaginarlas, por lo menos hasta época clásica, años en que empezaría a extenderse la revisión crítica de los nuevos intelectuales sobre unos dioses cada vez más alejados de la creencia popular y cada vez más adscritos a la propaganda de la Polis-Estado):
residían en enormes palacios construidos por Hefesto en el monte Olimpo.
Tenían relaciones (benéficas o dañinas) con el hombre. Aunque éstas solían limitarse a una relación externa que no llegara a traspasar la frontera que los dividía.
Tienen rasgos y figuras humanos (son antropomorfos). Esta forma de representarlos, que sin duda es arcaica, se hace a partir de Homero predominante sobre la imagen animal, que se torna secundaria, apareciendo sólo en transformaciones y cambios de los dioses.
Los dioses comparten rasgos de humanidad, sobre todo, los que se consideran positivos: son más bellos y poderosos que los hombres y su juventud es eterna; no conocen la enfermedad y llevan una vida fácil. Frente a las críticas que suscitaran los moralistas posteriores sobre esta humanización, un buen número de críticos y poetas vieron que "la religión griega no ha hecho humana a la deidad, sino que ha visto divinamente la esencia del hombre".
Guardan un orden jerárquico de tipo monárquico o patriarcal:
- ZEUS (JÚPITER en latín): dios del cielo y sus fenómenos se halla en la cima, como padre de los dioses y los hombres (pat»r ¡ndrîn te qeîn). Zeus es "el que amontona las nubes" y el que aventaja a todos, el potentísimo, al que todos obedecen, fundador del orden y garante de la justicia, padre y antepasado, es el dios más importante y con el que van a ser emparentados de una manera o de otra los demás dioses. (Sobre las relaciones consanguíneas Cfr. la opinión de F. Engels de los matrimonios primitivos por grupos5 ). Sobre su nacimiento ya mencionamos más arriba que su madre Rea lo salvó de ser devorado por su padre Crono, y que lo llevó a una cueva de Creta, donde lo confió a la cabra Amaltea para que lo alimentara. (luego, al morir ésta, en su honor, de su piel de cabra, a‡g = cabra, hizo la "égida" y de su cuerno, la "cornucopia" o cuerno del abundancia); como los llantos de Zeus amenazaban con descubrirlo, también puso su madre delante de la entrada de la cueva a los Coribantes o Curetes, unos guerreros que danzaban continuamente, entrechocando sus armas y escudos para producir enorme ruido, que ocultara la voz del dios niño. Una vez criado, destronó a su padre y se hizo con el poder. Son sus atributos reales el rayo, con el que fulmina a sus enemigos, el trueno, que utiliza como vehículo del enfado, el cetro y la corona; se transforma en águila (otro símbolo del poder que pervive en nuestras sociedades) o en toro (como dios de la fertilidad). El famoso oráculo de Dodona estaba ligado a su nombre y culto. Con Apolo y Palas Atena forman la gran tríada de dioses de máxima importancia e influencia. Es también salvador (swt»r) y protector del orden moral y social del Estado y de él suelen poceder muchas generaciones de héroes: eso explica sus prolíficas relaciones amorosas.

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